Por tí volaré

domingo, 2 de mayo de 2010

Pensar antes de hablar...




Por mucho que te digan… por muchas charlas psicológicas a las que asistas, por muy preparada que te sientas para controlar a cualquier situación a la que te enfrentas, siempre en algún momento se te olvida todo y actúas como no debieras.


Mi hermana necesita ser normal, sentirse normal e intenta en la medida de sus posibilidades hacer las cosas que ella considera que debe hacerse en una vida normal y con pocas restricciones. Lo necesita para no recaer...

El lunes fue a la farmacia sola por vez primera después de mucho tiempo en que sus ganas de ser independiente, fueron superiores al meido de moverse sola por el barrio. Iba a retirar una medicación que le es imprescindible para no recaer, el HALOPERIDOL y el SEROQUEL 400 mg. No sabe en que momento en el trayecto de la farmacia a casa (no más de cien metros) se le extravio la tarjeta sanitaria, necesaria ahora para las recetas electrónicas de marras.


Mi primera reacción estupida. Llamarla inútil… ¿Cómo dar marcha atrás a tus palabras cuando te das cuenta que has metido la pata hasta el muslo?... Es como cuando vas caminando y de repente pisas una mierda de perro… no puedes dar marcha atrás, aunque la cagada te llegue por el tobillo… ¿Qué conseguí al decirle eso? ¿algo positivo? Para nada, solo le causé una especie de estrés emocional, que a su vez hizo que aparecieran esas “voces” adormecidas con la medicación y empezasen a darle la tabarra. A su vez ella me la daba a mi . Su temor a ser ingresada nuevamente es tan inmenso que no quiere estar sola y se pega a mi como una lapa como si en vez de los 56 años que tiene, volviera a tener aquellos tres que la hacian dependiente de mama. Solo quería estar conmigo y por tanto me repetía una y otra vez lo que esas “malditas” le dicen… ¿Cómo arreglar la cosa? Pues como se debe hacer siempre que metes la pata. Pidiendo perdón y explicándole que tu comportamiento no ha sido el adecuado y que se parecía más al de tu anciana tía o tu fallecido padre con el que no estabas para nada de acuerdo cuando hacía lo mismo. Intentas por todos los medios que cambie de tema y se relaje.

Aprovechando que teníamos al niño (su nieto) la inducia a participar en los juegos con el peque. Que le diera sus juguetitos, que se riera con el… en resumen que fuera más participe que observadora…

No sé como pude convencerla pero al final lo hice… le dije que hay cosas peores en esta vida y que no tienen remedio como por ejemplo... "la muerte" me contestó ella. La perdida de la tarjeta era algo secundario que nos puede suceder a cualquiera y que simplemente yendo al centro medico de zona y pedir un duplicado por estravio ya está solucionado el problema…


Es difícil… muy difícil no saltar ante la mínima, como vi hacer a mis padres (sobre todo papa) durante todos los años que lleva Mari enferma y también es muy difícil hacer entender al resto de tu familia que Mari es una persona enferma y no una niña y que aún así comete los mismos errores que la gente llamada normal comete (perder cosas u olvidarnos de otras)… Hay que darle pequeñas responsabilidades y si tengo que decirle un millón de veces como debe hacer una cosa, se le digo un millon y más si es necesario....


Puede que Mari se desenvuelva en la vida de manera diferente al resto de los mortales. Lo importante para mí es que sepa hacerlo por si sola, con soltura y sin temores...